Bendiciones.
Hola a todos de nuevo. Este domingo que pasó fue un día especial en muchos aspectos. Pudimos recordar el regalo maravilloso que Dios le entregó a la humanidad en la forma de una mujer, nuestras madres. Y no está de más desearles bendiciones y sabiduría para que desempeñen el papel tan importante y significativo que Dios les ha encomendado en esta vida.
En el Viñedo, fuimos bendecidos con un tiempo de adoración hermoso. Dirigido por nuestra hermosa Leonor Medina, quién con su personalidad juvenil y grandeza espiritual nos guió a través de canciones que refrescaron el alma y permitieron el derramamiento de nuestras emociones como libación delante de nuestro Dios. Luego, estuve a cargo de la meditación donde, a pesar de un malestar general y de estar afónico, el Señor se manifestó de manera grandiosa al permitirme hablar y comunicar su mensaje. Hablamos sobre la oración que realizó Ana la madre de Samuel, en 1 Samuel 2:1-10, al enterarse de que el Señor había atendido a su petición y le permitió quedar embarazada. Siendo una canción, tengo que admitir que se me hizo más fácil entenderla. Dividimos la canción en 4 secciones: 1 Alabanza, 2 Reconocimiento, 3 Hechos y 4 Consecuencias. Ana nos presenta mediante este cántico al su Dios, un Dios inigualable e incomparable. Un Dios con poder y control absoluto sobre la vida y la muerte. Capaz de suplir todas nuestras necesidades y con un deseo inmenso de cubrir todo nuestro ser.
Esta noche estaré publicando la presentación que trae el bosquejo de la predicación.
Dios les bendiga y nos leemos hasta la próxima vez...
Si el Señor no ha regresado...
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